2.3. Orientaciones para la formación
2.3.5. Atención a posibles barreras y/o resistencias
Tal y como se comenta en el módulo «Contextos de exclusión digital y agentes de e-inclusión», en este tipo de formaciones nos podemos encontrar con participantes que presentan algunas barreras psicológicas, especialmente en niveles iniciales. Veámoslas.
1. Miedo y desconfianza
Se trata de una actitud bastante habitual en personas que se inician, el miedo y la desconfianza hacia lo que no se conoce, y que en muchos casos se interpreta como una imposición que les viene desde fuera, provocando un rechazo hacia la tecnología. En estos casos, es muy importante que la persona formadora genere confianza a los participantes, estimulando una actitud positiva, destacando las ventajas y/o beneficios que les puede aportar la tecnología en su vida, con ejemplos concretos. En cualquier caso, también es capital ser realista y explicar los riesgos. Por ejemplo, es posible que el miedo y la desconfianza vengan por cuestiones relacionadas con la privacidad y la seguridad, por ejemplo porque han leído una noticia relacionada con este peligro en algún medio de comunicación. No es extraño que nos puedan hacer preguntas como: «A mí me han dicho que si tienes el ordenador puesto en marcha, pueden espiar todo lo que haces, y pueden entrar dentro de tu ordenador para borrarte todo lo que tienes, o cotillear tus cosas»; «Te pueden robar el dinero de tu cuenta bancaria si utilizas el banco o haces compras por internet», u otras cuestiones similares. En estos casos, va bien hacer comparativas o analogías con la vida cotidiana, para que la gente pueda entender, por ejemplo en estos casos en particular, que la seguridad total no existe, ni en la vida ni tampoco en internet, y que normalmente intentamos cuidarnos para evitar riesgos: por ejemplo, no vamos por la calle con el dinero en la solapa, o no solemos dejar la puerta de casa abierta, o que no usamos una misma llave para abrir el buzón y la casa, o bien que no damos nuestro código secreto del banco a cualquier persona de la calle que nos lo pida. Es muy importante hacer lo posibles para intentar paliar estos miedos y desconfianza de una manera realista, con paciencia, honestidad y despacio, con ejemplos que las personas puedan comprender e identificarse, para que puedan hacer un uso lo más seguro posible de la tecnología, y conocer sus derechos en la Red.
2. Tecnoestrés
Salanova define el tecnoestrés como:
«[…] un estado psicológico negativo relacionado con el uso de TIC o amenaza de su uso en un futuro. Ese estado viene condicionado por la percepción de un desajuste entre las demandas y los recursos relacionados con el uso de las TIC que lleva a un alto nivel de activación psicofisiológica no placentera y al desarrollo de actitudes negativas hacia las TIC.»
Salanova (2003)
Para saber más
En el enlace siguiente, podéis ampliar información sobre el tecnoestrés: http://www.insht.es/inshtweb/contenidos/documentacion/fichastecnicas/ntp/ficheros/701a750/ntp_730.pdf.
Algunas personas quizá no habían todavía tenido la necesidad o el interés de capacitarse digitalmente, y ahora lo necesitan de manera urgente. Un ejemplo de esto pueden ser personas de más de 40 años en procesos de búsqueda de trabajo, con responsabilidades, que necesitan actualizarse de manera urgente, y que por las razones que sea han estado muy desconectadas del mundo tecnológico. Estas personas se angustian y perciben que tienen que aprender muchas cosas de golpe y en poco tiempo: muchas novedades, muchas competencias que les dicen lo que tienen que lograr y, en general, mucha información a la vez. Esto podría derivar hacia el denominado tecnoestrés, y conducir posteriormente al rechazo. Para evitarlo, tal y como se nos explica en el módulo «Contextos de exclusión digital y agentes de e-inclusión», es capital orientar a estas personas para que puedan diferenciar lo necesario de lo accesorio atendiendo a su situación, y conocer cuál es el nivel de partida de cada cual, cuánto tiempo se puede dedicar a ello, dónde y cómo se puede aconseguir una formación eficiente, para que pueda establecer su ritmo, reforzando el hecho de que el aprendizaje es un proceso y siempre requiere una inversión de tiempo.
3. Carencias en alfabetización funcional
Como ya se ha comentado en el módulo «Conceptos clave en inclusión, exclusión y capacitación digital» y en el de «Contextos de exclusión digital y agentes de e-inclusión», las competencias digitales abarcan habilidades muy importantes para el desarrollo de las personas, como la comunicación, tanto oral como escrita, o la búsqueda y selección de información y su organización para posibilitar su recuperación cuando se necesita. Por ejemplo, dependiendo de las experiencias previas de los participantes, o bien si presentan carencias en cuanto a alfabetización funcional, nos podemos encontrar con personas que tienen dificultades para expresarse correctamente de manera escrita y/u oral, o bien con poca práctica en cuanto a manejar información, problemas de comprensión lectora, dificultades para navegar por una web, personas que hace más de 20 de años que no han tenido ninguna experiencia de estudio, etc. Dependiente de cuál sea el punto de partida de cada cual, tenemos que estar atentos a estas necesidades para poder ofrecer herramientas o recursos que permitan a aquellos usuarios con unas dificultades concretas irlas superando para poder participar de manera adecuada y con seguridad en la Red. Y, sobre todo, no presionar, no hacer ningún juicio de valor y ofrecer todo lo que podamos aportar. Por ejemplo, recomendar algún otro curso que pensamos que le puede ser útil para reforzar determinadas competencias, ir a la escuela de adultos o proporcionar recursos de refuerzo con los que puede ir trabajando a su ritmo, etc. Sobre todo, tendríamos que hacer lo posible para evitar frustraciones y animar a seguir aprendiendo.