2. Implementación de acciones formativas en capacitación digital: aspectos que hay que tener en cuenta

2.3. Orientaciones para la formación

2.3.3. Dinamización

Como hemos comentado en el apartado de motivación, las clases de tipo magistral, demasiado expositivas, pueden fomentar un aprendizaje pasivo si no hacemos partícipes a los participantes, y/o que se aburran. Seguramente, si nos encontramos en actividades formativas en niveles muy iniciales, y dependiendo de cómo hayamos planteado una determinada sesión, probablemente necesitaremos explicar conceptos, pero convendría no focalizarlo todo de manera expositiva, y combinarlo, por ejemplo, con pequeñas prácticas que pueden hacer por parejas o en pequeños grupos en relación con lo que acabamos de explicar.

Pero también podríamos hacerlo al revés: por ejemplo, hacer primero una actividad por parejas o en pequeños grupos de tipo experimental, proponiendo un determinado reto (por ejemplo, conectarse al Wi-Fi del centro donde estemos haciendo la formación) y, una vez pasado el tiempo que hayamos limitado para hacerlo, proponer a un grupo que explique al resto cómo lo han hecho y compartir cuáles han sido las principales dificultades. A partir de aquí, podríamos desplegar los contenidos concretos de aquella sesión, por ejemplo, sobre los tipos de conexiones inalámbricas de los dispositivos. De este modo, potenciamos la experimentación y la exploración, y también que se activen conocimientos previos.

O bien, imaginemos que estamos en una actividad formativa de iniciación a la telefonía móvil, y que los participantes llevan sus dispositivos. Podemos hacer una actividad en un ámbito de grupo aula, empleando un mural o similar con dos columnas, una donde cada cual apunte qué es lo que hace actualmente con su dispositivo, y otra donde apunten qué les gustaría hacer. A partir de aquí, es posible hacer grupos más pequeños y proponer una práctica donde cada grupo elija solo tres acciones de las que se hayan compartido y que estimen como imprescindibles, y que busquen, para cada una, tres aplicaciones. Después, se puede hacer una dinámica de puesta en común en el aula.

Tendríamos que velar para que estas actividades y prácticas sean adecuadas a los niveles y/o colectivo con el que estamos trabajando, y que no resulten excesivamente largas, para no cansar.

Dependiendo de la duración de las sesiones, es necesario hacer alguna pausa de 10 o 15 minutos, cada hora u hora y media, o incluso ir preguntando a los participantes cómo están, si se encuentran muy cansados, etc.

No son recomendables sesiones de tres horas o más. En cualquier caso, tened en cuenta que las personas suelen a estar más frescas y atentas a comienzos de cada sesión que hacia la mitad, cuando pueden estar más cansadas. Es importante tener en cuenta esto a la hora de repartir el trabajo de las sesiones con las actividades y los contenidos.