2.3. Orientaciones para la formación
2.3.4. Atención a la diversidad
La atención a la diversidad está en estrecha relación con el acompañamiento y guía que desarrollamos durante las sesiones. Hay que tener en cuenta que en este tipo de experiencias nos podemos encontrar con el hecho de que trabajamos con un colectivo muy específico, o bien con grupos muy heterogéneos.
De cualquier manera, y en función de los diferentes perfiles, situaciones, características y necesidades de los participantes, es capital velar por la inclusión de todo el mundo y conseguir, en la medida en que podamos, que todo el mundo se sienta cómodo y atendido.
Podemos ver esta diversidad desde diferentes perspectivas.
1. Diversidad de estilos y ritmos de aprendizaje
Como ya hemos comentado en el apartado «Acompañamiento y guía», no todo el mundo aprende del mismo modo ni al mismo ritmo, ni se nos dan bien las mismas cosas. En este sentido, la colaboración y la interacción entre los participantes pueden facilitar la complementariedad y que todos aprendan de todos. Aun así, ante esta diversidad es importante fomentar la autorregulación en el proceso de aprendizaje, así como facilitar a los participantes cómo identificar sus potencialidades y necesidades, para que puedan personalizar su propio proceso de aprendizaje.
2. Diversidad de niveles, usos y puntos de partida en relación con la tecnología
Es bastante habitual, en acciones formativas de capacitación digital abiertas a toda la ciudadanía, que nos encontremos con una diversidad de niveles y usos, a pesar de que nos movemos en formaciones iniciales. Esto se debe de a que cada vez hay menos personas que no hayan tenido ningún tipo de contacto con la tecnología, a pesar de que todavía nos podemos encontrar a algunas que hayan tenido muy poco o ninguno. Esto hace que estos conocimientos estén un poco desorganizados, dispersos y/o muy limitados, al no disponer de una base. En este sentido, la expansión de los dispositivos móviles ha provocado que muchas personas que antes no estaban conectadas a internet ahora lo estén, utilizando diferentes servicios a través de su dispositivo móvil, o bien algunos muy específicos. En buena parte de los casos, es posible que estas personas nunca hayan tenido contacto con un ordenador previamente. Por ejemplo, pueden haber personas que utilicen de manera habitual servicios como Whatsapp o Instagram pero, en cambio, no hayan utilizado nunca, o muy poco, el correo electrónico. O bien personas que habitualmente navegan por internet buscando informaciones en Google, pero no sepan que para hacerlo están utilizando un navegador, etc. Así pues, es habitual encontrarse con destinatarios con niveles, conocimientos, usos y experiencias desiguales dentro de una misma sesión, con los conceptos un poco mezclados y/o confundidos.
En este sentido, puede ir muy bien facilitar un vocabulario de terminología digital, a modo de miniguía o glosario, con los nombres de los principales conceptos relacionados con la tecnología digital, puesto que en muchas ocasiones les suenan las palabras o las siglas, pero no tienen claros los conceptos. Por ejemplo: software, hardware, settings, boots, bluetooth, GPS, cloud, USB, NFC, password, sign in, sign out, log in, log out, net, Wi-Fi, hacker, big data, blockchain, etc. Esto les puede ayudar a ir interpretando, entendiendo y organizando los conceptos con los que se relacionan.
En relación con esto, dependiendo de los países de origen y del nivel educativo de los participantes, nos podemos encontrar con personas sin conocimientos de inglés y/o con poco contacto con la tecnología, y les puede causar una cierta angustia o desmotivación el hecho de no entender ni interpretar aquello que leen o escuchan en determinados lugares. Por eso se recomienda facilitar preferentemente, en el supuesto de que exista, la palabra en nuestro idioma.
Aun así, también puede ser de ayuda facilitar con antelación a los participantes un test de autodiagnosis, que permita, por un lado, que ellos se sitúen y, por otro, situar a los formadores. Si no se ha podido hacer con antelación, se puede hacer durante la sesión de inicio, por ejemplo. De este modo, podremos entrever qué ajustes y adaptaciones tendremos que llevar a cabo para que las sesiones sean lo más útiles que resulte posible para todo el mundo, sea cual sea su punto de partida y usos.
3. Diversidad cultural
A la hora de llevar a la práctica un curso de capacitación digital en el que tengamos un grupo con personas provenientes de diferentes culturas, habría que tener en cuenta una serie de aspectos que, sin pretender ser exhaustivos, relacionamos a continuación:
- Contenidos que a nosotros nos pueden parecer atractivos, éticos o perjudiciales quizá no lo parezcan a personas de otras culturas: las visiones del mundo que tienen las diferentes culturas no tienen por qué coincidir. Aun así, lo que para una cultura puede resultar alentador, otra lo puede encontrar refutable. De este modo, habría que ir con cuidado con cuestiones de cariz religioso, sexual, político, y/o relacionadas con la alimentación, el alcohol o las drogas. Hay que tenerlo presente a la hora de proponer ejemplos durante las sesiones.
- Huir de los estereotipos y establecer contacto con cada individuo para saber qué le resulta problemático y que no: cada persona es diferente y tiene sus convicciones.
- El código gráfico de una interfaz, que a nosotros nos puede resultar obvio, puede ser difícil de entender para una persona de otra cultura con poca relación con la tecnología. Por ello, no nos tienen que extrañar situaciones en las que nos encontramos con esta incomprensión. Hay que decir también que buena parte de la tecnología que conocemos está diseñada desde un punto de vista anglosajón y unificado: por ejemplo, leer de izquierda a derecha para nosotros es natural, pero no lo es para una persona de cultura semítica. Igualmente, símbolos, códigos de colores que quizá nos resultan obvios pueden llegar a ser incomprensibles para otra cultura, o aún peor, puede que signifiquen algo muy diferente.
- Patrones culturales de exclusión. Sin duda, este es uno de los casos más complejos con los que nos podemos encontrar. Determinadas culturas –o, mejor dicho, determinadas ramas fundamentalistas de algunas culturas– tienden a creer que una parte de la sociedad, por una peculiar combinación de religión, tradición, prejuicios, etc., está menos desarrollada, es menos inteligente o es impura y no tendría que hacer cosas como aprender a utilizar ordenadores. El caso más paradigmático es el de las mujeres, despreciadas en varias culturas. En este caso, además de luchar con la resistencia externa de la comunidad, hay que enfrentarse con la resistencia interna de las propias afectadas, que suelen tener interiorizado el prejuicio y pueden llegar a pensar que, efectivamente, no son capaces de utilizar ordenadores ni nada relacionado con la cultura digital.
4. Diversidad funcional
Muchos servicios y software que se utilizan habitualmente no contemplan la adaptabilidad ni la usabilidad, teniendo en cuenta a personas con diversidad funcional. Entonces, si en las sesiones nos encontramos con esta diversidad, hay que analizar las herramientas, servicios y/o webs con las que trabajaremos en las sesiones para analizar si cumplen con criterios de adaptabilidad. En este sentido, recomendamos la iniciativa WAI, en la que se explican estos criterios y se facilitan herramientas para poderlo analizar. También es preciso valorar si habrá que instalar algún otro software, como lectores de pantalla para personas ciegas, u otros complementos.
En cuanto al hardware, hará falta también analizar si disponemos de herramientas y complementos que faciliten esta adaptación, en función del tipo de diversidad funcional, como joysticks, conmutadores, trackballs, teclados adaptados, etc.
Aun así, también habrá que analizar el espacio de la formación, para que sea adaptable y/o adaptado a estas necesidades.
En la medida en que podamos, es importante saberlo con la máxima antelación posible para poder solicitar el software y hardware necesario.
Ejemplo
Las bibliotecas de Barcelona pusieron en marcha una prueba piloto en el 2013 para adaptar sus espacios multimedia a las personas con diversidad funcional. Podéis encontrar más información sobre esta iniciativa en el enlace siguiente: http://punttic.gencat.cat/en/biblioteques-de-barcelona-adapta-a-persones-amb-diversitat-funcional.
En relación con esto, una idea importante es tener en cuenta que no hay personas discapacitadas, hay personas con discapacidades. Es decir, la discapacidad no es algo intrínseco de la persona, sino resultado de la interacción de la persona con una situación específica. Pasa lo mismo con las personas que se suelen clasificar como discapacitadas: ellos no tienen ningún problema, simplemente es la situación la que no está adaptada.