1.6. Evaluación
La evaluación, tal y como viene definida en el diccionario TERMCAT, es el…
«Proceso sistemático, planificado y riguroso de recogida de información que permite emitir un juicio de valor y tomar decisiones para la mejora de un proceso, un programa, una organización, etc.»
TERMCAT
Tal y como lo expresa Álvarez Méndez (2012:149), y aplicado al ámbito de la formación, este proceso tendría que ayudar a las personas a aprender mejor, de manera reflexiva, ofreciendo una información adecuada de los contenidos que se estén trabajando. Del mismo modo, la evaluación también tendría que ayudar a los docentes a mejorar su tarea, teniendo en cuenta los obstáculos y/o posibles barreras que se tendrán que superar, estimulando, acompañando y guiando.
En nuestro caso, el tipo de acción formativa que llevaremos a cabo seguramente se enmarcará dentro del ámbito educativo no formal o informal (es decir, fuera del ámbito formal), y, en este sentido, no hay la obligatoriedad de poner una nota de carácter oficial a los participantes, ni tampoco la consecución de un título o diploma. En la educación no formal sí se puede dar a los participantes algún certificado de asistencia o de finalización, pero en la mayoría de los casos no se incluye ninguna nota, y en el supuesto de que se ofrezca es más bien a título informativo, porque oficialmente no se incluye ningún expediente académico. Esto no quiere decir que no podamos establecer mecanismos para poder valorar el proceso de aprendizaje y aportar feedback de los avances de los participantes para que puedan mejorar y encontrar sentido a su proceso de aprendizaje. En el supuesto de que decidamos hacerlo, se recomienda prepararlo con antelación.
Una estrategia interesante puede ser proponer a los participantes hacer un ejercicio de autoevaluación. Esto les permitirá ir analizando y reflexionar en torno a su proceso de aprendizaje y tomar conciencia del mismo. En este caso, se podría preparar un pequeño formulario con preguntas concretas que estimulen esta reflexión. Dependiendo de la duración de la formación, podéis decidir si lo pasaréis semanalmente, y/o bien a mediados de la formación y/o al final.
Otras estrategias pueden ser trabajar la evaluación entre iguales y la coevaluación. En este sentido, estos procesos devienen una manera de aprendizaje colaborativo en el que los participantes valoran el proceso y/o producto llevado a cabo por otros compañeros. De este modo, se fomenta el diálogo, el intercambio de conocimientos y la creación compartida de significados tanto entre compañeros como con la persona formadora, y se implica a los participantes en su proceso de aprendizaje. De hecho, son estrategias que provienen del ámbito no formal e informal, y que cada vez están teniendo más impacto y aplicación en ámbitos formales como las universidades.
Para saber más
Rodríguez Gómez, G., Ibarra Saíz, M., García Giménez, E. M. (2016). Autoevaluación, evaluación entre iguales y coevaluación: conceptualización y práctica en las universidades españolas. Revista de Investigación en Educación, 2 (11), 198-210. Universidad de Sevilla. Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación. Disponible en: https://idus.us.es/xmlui/bitstream/handle/11441/68957/708-1788-1-pb.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
Rodríguez Gómez, G. (2012). Introducción a la e-evaluación. Materiales UOC. Disponible en: http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/57144/2/Introducci%C3%B3%20a%20l%27e-avaluaci%C3%B3_M%C3%B2dul1.pdf
Lo que sí se suele hacer siempre en este tipo de acciones formativas es evaluar el grado de satisfacción con la experiencia. Este último aspecto normalmente está incluido en buena parte de este tipo de acciones, en las que seguramente, si se trata de un proyecto subvencionado o similar, será necesario que los participantes respondan un cuestionario, que se suele pasar al final de la experiencia. Es muy recomendable tener siempre en cuenta sus respuestas, puesto que nos darán pistas sobre determinados aspectos susceptibles de mejoras y/o reajustes para posteriores ediciones.
Aun así, es importante hacer un ejercicio de evaluación continuado de la propia formación, es decir, durante el mismo desarrollo de la experiencia formativa, que nos ayude a valorar como docentes de manera continuada aquello que estamos haciendo, sin necesidad de esperar a la finalización de la acción. Si podemos preparar esta evaluación con antelación durante el diseño, mucho mejor, puesto que esto nos ayudará a ir introduciendo las mejoras y/o ajustes necesarios cuando implementamos la formación.