1.3. Objetivos y competencias
En cualquier diseño de una acción formativa, es necesario establecer sus objetivos y las competencias que se quieren trabajar, ya que esto determinará sus contenidos.
En el ámbito educativo, al igual que en otros ámbitos, los objetivos son todas aquellas intenciones y propósitos concretos que se pretende conseguir, y se entiende como el resultado de lo que se espera que logre la persona que está aprendiendo. Son medibles y evaluables.
Por su parte, las competencias, tal y como las definen desde el Ministerio de Educación y Ciencia (2006) son la combinación de conocimientos, habilidades y actitudes que las personas despliegan en situaciones reales para lograr unos objetivos determinados con eficacia y eficiencia (Ministerio de Educación y Ciencia, 2006).
Desde hace unos años, en el ámbito de la formación hay una tendencia hacia los objetivos de aprendizaje que buscan la adquisición de competencias. Por eso, podemos encontrar estos dos conceptos combinados en el concepto objetivos competenciales.
Entonces, en función de cuáles sean estos elementos que concretamos por la acción formativa, podremos especificar los contenidos de la misma.
Ejemplo de objetivos y competencias, y su relación
Con la idea de facilitar un poco la comprensión de estas relaciones entre los objetivos propiamente dichos y las competencias, os proponemos el ejemplo siguiente.
Imaginemos que tenemos pensado diseñar un curso de capacitación digital orientado a la búsqueda de trabajo utilizando tecnologías digitales. Un par de los objetivos de aprendizaje que se pueden plantear para el curso pueden ser, por ejemplo:
- Elaborar el propio CV en más de un formato digital.
- Crearse un perfil profesional en la red y gestionarlo según los propios intereses y/o necesidades laborales y/o profesionales.
Al acabar el curso, podríamos evaluar y medir si se han conseguido estos dos objetivos y en qué grado.
En cuanto a la adquisición de competencias en relación con estos dos objetivos del curso que hemos puesto como ejemplo, estas podrían ser:
- Gestionar la identidad digital (trabajamos esta competencia orientada a un objetivo concreto: crearse un perfil profesional en la red y gestionarlo según los propios intereses y/o necesidades laborales y/o profesionales).
- Comunicarse por medios digitales aplicando la netiqueta (trabajamos esta competencia orientada a un objetivo concreto: crearse un perfil profesional en la red y gestionarlo según los propios intereses y/o necesidades laborales y/o profesionales).
- Elaborar contenidos digitales en diferentes formatos (desarrollamos esta competencia aplicada a un objetivo concreto, en este caso, la elaboración del propio CV en más de un formato).
Como se puede ver, estas tres competencias están en relación con los dos objetivos concretos del curso que hemos puesto como ejemplo, pero podrían perfectamente aplicarse a otras situaciones, con objetivos distintos.
Así pues, en la elaboración de cualquier propuesta de capacitación digital, hace falta que concretemos a qué necesidades se quiere dar respuesta, especificando los objetivos que se pretenden conseguir y las competencias que se trabajarán, o bien, si decidimos una formación orientada a la adquisición de competencias, especificar cuáles serán sus objetivos competenciales. Todo esto nos determinará los contenidos que hay que trabajar durante la acción formativa.
Entonces, en referencia a las competencias digitales, tal y como se explica en detalle en el módulo «Conceptos clave en inclusión, exclusión y capacitación digital», se están haciendo importantes esfuerzos en un ámbito europeo para establecer un marco referencial en competencias digitales para la ciudadanía que sirva como guía a la hora de plantear, promocionar, diseñar y ofertar acciones formativas de capacitación digital, sea cual sea el ámbito educativo en el que nos movemos, para garantizar esta inclusión digital. En este sentido, la guía DigComp 2.1, en su última actualización del 2018, plantea toda una serie de áreas competenciales con diferentes competencias para cada una, que os pueden servir de orientación:
Tabla 1. Áreas competenciales y competencias en DigComp 2.1
# | Área competencial (dimensión 1) | Competencias (dimensión 2) |
1 | Información y alfabetización en datos | Navegación, búsqueda y filtrado de datos, de información y de contenido digital. |
Evaluación de los datos, la información y del contenido digital. | ||
Gestión de los datos, de la información y del contenido digital. | ||
2 | Comunicación y colaboración | Interacción a través de las tecnologías digitales. |
Compartir a través de las tecnologías digitales. | ||
Comprometerse con la ciudadanía a través de las tecnologías digitales. | ||
Colaborar a través de las tecnologías digitales. | ||
Netiqueta. | ||
Gestión de la identidad digital. | ||
3 | Creación de contenido digital | Desarrollar contenido digital. |
Integración y reelaboración de contenido digital. | ||
Copyright y licencias. | ||
Programación. | ||
4 | Seguridad | Protección de los dispositivos. |
Protección de los datos personales y privacidad. | ||
Protección de la salud y el bienestar. | ||
Protección del medio ambiente. | ||
5 | Resolución de problemas | Resolución de problemas técnicos. |
Identificación de las necesidades y respuestas tecnológicas. | ||
Uso creativo de las tecnologías digitales. | ||
Identificación de lagunas en competencias digitales. |
En referencia a los niveles, el DigComp 2.1 establece 8 niveles de logro para cada una de estas competencias. En esta última versión, se plantean 4: inicial (foundation), medio (intermediate), avanzado (advanced) y especializado (highly specialised), con una gradación de dos subniveles de logro para cada uno, y donde se destaca la necesidad de acompañamiento y guía en los niveles más iniciales, especificando en cada uno el grado de complejidad de las tareas y el dominio cognitivo:

Fuente: http://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/bitstream/jrc106281/web-digcomp2.1pdf_(online).pdf
Aun así, las competencias digitales presentan algunas especificidades que se deberían tener en cuenta en el momento de concretar qué queremos trabajar en una propuesta formativa de capacitación digital:
- Las competencias digitales pueden ser transversales, es decir, no se tendrían que entender como cajones estancos, separados entre si, sino que muchos aspectos competenciales de cada área concreta atraviesan aspectos competenciales de otra área. Es importante tenerlo presente en el planteamiento de estas formaciones. Esto posibilita poder trabajarlas de manera integrada, y aplicadas a diferentes contextos y situaciones. No sería recomendable, por ejemplo, tomar los títulos de las competencias del DigComp y plantear una formación para cada una de manera descontextualitzada, sino que podríamos plantear una propuesta que posibilite trabajar e integrar varias competencias digitales a la vez. En un taller de redes sociales o de correo electrónico, también se puede trabajar la identidad digital (por ejemplo, cómo comunicarse adecuadamente utilizando la netiqueta); la seguridad (correos spam, o recomendaciones sobre no abrir correos ni archivos cuya procedencia no conocemos, vigilar con el envío masivo de correos, configurar la privacidad en una red social, etc.); los procesos de comunicación (organizar un mensaje de manera adecuada para que se entienda); conceptos básicos de tecnología (por ejemplo, cómo adjuntar archivos y el peso de los mismos); aspectos relacionados con la navegación (saber localizar las funcionalidades del correo o red social dentro del lugar, etc.). Aun así, si se decide hacer una experiencia formativa de iniciación a la navegación, también será necesario trabajar aspectos competenciales relacionados con la seguridad (por ejemplo, saber si un sitio web determinado es bastante seguro para hacer alguna transacción) y, a su vez, con la resolución de problemas (en el sentido de cómo configurar el navegador en cuanto al historial o las cookies, por ejemplo), etc.
- Las competencias digitales no son sólo instrumentales. Durante muchos años, los objetivos y las competencias en muchos cursos de capacitación digital se han basado en aprender el funcionamiento de una herramienta determinada, una herencia que todavía se puede ver en algunas formaciones y también en la demanda de la propia ciudadanía: por ejemplo, es habitual que nos digan «a mí solo me interesa saber cómo funciona Whatsapp», «quiero aprender a utilizar Word para hacer el CV», etc. El avance de la tecnología, la cantidad y variedad de programas y de aplicaciones que aparecen y desaparecen cada día, y que están pensadas para que sean cada vez más fáciles de utilizar (especialmente con los dispositivos móviles), nos lleva a valorar críticamente la utilidad de este planteamiento para poder abordar cómo dotar a la ciudadanía de aquellas competencias digitales básicas que hagan posible su adaptación a estos cambios, haciendo posible elegir y ser capaces de aprender a utilizar cualquier herramienta en función de sus necesidades. Es decir, es evidente que hay un componente instrumental, puesto que trabajamos con herramientas y dispositivos cuyo funcionamiento básico tenemos que conocer, pero las competencias digitales pretenden ir más allá, con una visión más holística, considerando todos los procesos implicados cuando se utilizan las tecnologías digitales sin limitarse al funcionamiento de la herramienta en sí, como se ha sido haciendo durante muchos años. Por otro lado, cuando ya se dispone de estas competencias digitales básicas, es habitual que las personas puedan necesitar hacer una formación específica sobre alguna herramienta concreta, ya sea porque la necesitan para su trabajo o similar. Pero aquí ya entramos en un terreno más propio de la especialización.
- Las competencias se adquieren de manera gradual. Si nos referimos en concreto a las digitales, hay que tenerlo especialmente en cuenta: es decir, una persona que empieza a capacitarse en unos niveles más iniciales necesita irlas adquiriendo de manera progresiva, teniendo presentes las relaciones y dependencias que hay entre ellas, para facilitar, en la medida en que podamos, un proceso de adquisición coherente a los niveles de partida de cada cual.
Ejemplo
Tomemos el ejemplo de un taller o proyecto orientado a los comerciantes del barrio para poder promocionar su negocio utilizando la red y las herramientas digitales para acercarse más a la ciudadanía y/o darse a conocer más allá del territorio.
Para poder sacar provecho de esta formación, será imprescindible que los participantes ya dispongan de unos conocimientos básicos previos y que gestionen, por ejemplo, aunque sea en un nivel inicial, una cuenta de correo electrónico, y tener nociones para poder gestionar contraseñas. En caso contrario, y dependiendo de la duración de la formación y del número de personas en el aula en la misma situación, se acabará dedicando mucho rato a estos aspectos, probablemente fomentaremos frustraciones (quien no tenga los conocimientos previos se verá en la situación de aprender muchas cosas a la vez, y esto puede angustiar, frustrar o desmotivar), y quizá no se podrán trabajar los contenidos del taller o proyecto, y se perjudique a otros asistentes que ya disponían de estos conocimientos previos. Por lo tanto, su carácter gradual e interdependiente hace que necesitemos conocer muy bien los niveles de partida o bien tener claro cuáles deberían ser, para poderlo enfocar y plantear adecuadamente.