2.2. Usos habituales
2.2.3. Trabajo y formación
El ámbito laboral es seguramente uno de los usos donde más claramente se plasma la exclusión social derivada de la exclusión digital. Actualmente, el conocimiento de las técnicas de investigación de trabajo a través de internet, y el uso de la tecnología en cualquier trabajo, son necesarios para tener posibilidades de ocupabilidad y, por lo tanto, de inclusión social (tener trabajo y un sueldo digno).
Entre estos usos más específicos, encontramos la posibilidad de hacer todas las gestiones de búsqueda de trabajo por internet, así como los trámites relacionados con el desempleo. En buena parte de los casos, la Administración permite gestionar las prestaciones por desempleo (por ejemplo, renovar la demanda de ocupación), así como la actualización de la información personal en el servicio de empleo, la consulta de ofertas públicas, etc.
Aun así, actualmente no se entiende la búsqueda de trabajo sin usar portales privados de internet, incluidos los dirigidos específicamente al móvil. La razón la tenemos que buscar en la comodidad de uso para el usuario (basta con unos minutos dedicados a darse de alta en un portal de trabajo y una consulta semanal en el correo personal), y en el abaratamiento de los costes para las empleos solicitantes de candidatos.
Esta búsqueda activa de trabajo utilizando la Red a veces también puede resultar complicada para algunas personas, ya sea por carencias en el uso de la tecnología (por ejemplo, no saber cómo subir el currículo a un portal, o cómo insertarle la foto) y/o bien relacionados con la búsqueda y selección de información (no tener claro dónde buscar ofertas que tengan que ver con nuestro perfil, y/o cuáles de las ofertas recibidas son reales). Por eso, es necesario adquirir las competencias digitales necesarias que doten a las personas de autonomía para poder hacer todas estas gestiones.
Por otro lado, gestionar la identidad digital para tener una buena reputación en línea laboral es también una cuestión importante en los procesos de búsqueda de trabajo. Sobre esto, hay que tener en cuenta que, actualmente, los departamentos de recursos humanos de muchas empresas utilizan internet para encontrar información sobre los candidatos. Por lo tanto, es capital aprender a tener cuidado de nuestra imagen en la Red, en función de lo que decimos, compartimos y/o colgamos, y utilizarlo en beneficio propio, y tener claro qué imagen queremos dar de nosotros mismos. Herramientas como Linkedin, Smart Profile, About.me, etc. permiten gestionar esta identidad digital de manera adecuada.
A continuación, podréis ver un vídeo sobre la actitud digital:
http://materials.cv.uoc.edu/cdocent/pid_00236366/

La aplicación de las TIC en los entornos laborales entra plenamente en este apartado, puesto que ofrecen varias posibilidades en cuanto al ahorro de tiempo, compartición de conocimientos (gestión del conocimiento en la empresa), productividad, etc., con potentes herramientas de trabajo en equipo y de comunicación (intranets,herramientas a la nube, etc).
En este sentido, el teletrabajo sería el máximo exponente de esta aplicación de las TIC en el entorno laboral, posibilitando trabajar desde casa o desde cualquier otro lugar donde haya conectividad sin desplazamientos al centro de trabajo, si el contexto laboral lo permite. Directamente relacionado con esto, la crisis de la Covid-19 ha obligado a diversas empresas y organizaciones ha instaurar el teletrabajo, comportando cambios en las maneras de trabajar con todas las implicaciones que conlleva, especialmente en lo referente a la reorganización del tiempo y de los hábitos laborales para conciliarlos con la vida personal. Podéis consultar este informe elaborado por Eurofound, con datos sobre el impacto de la Covid-19 en la vida y el trabajo a nivel europeo: Living, working and Covid-19.
De manera relacionada con el teletrabajo, conocer estas herramientas permite convertirse en trabajador-nómada, cuya definición podría ser: aquel que, para aumentar la productividad, utiliza las TIC para poder flexibilizar la jornada laboral ya que, en un principio, el teletrabajo tendría que permitir flexibilizar horarios e intensidades, el lugar físico desde donde se ejerce el trabajo, etc. Desgraciadamente, el abuso de esta flexibilización está llevando a regular el derecho del trabajador a la desconexión, como ya se hace en otros países.
Por su parte, los espacios de coworking permiten deslocalizar nuestro espacio de trabajo y reducir costes laborales. En Cataluña, contamos con asociaciones como Cowocat.
En cuanto a la formación, una atención especial merece el denominado aprendizaje electrónico, que aquí entendemos como:
«[…] una modalidad de enseñanza y aprendizaje, que puede representar todo o una parte del modelo educativo en el que se aplica, que explota los medios y dispositivos electrónicos para facilitar el acceso, la evolución y la mejora de la calidad de la educación y la formación.»
Sangrà y otros (2011). http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/10541/6/inf_ed_cast.pdf
Así pues, la aplicación de la tecnología en los procesos educativos, ya sea introduciendo hardware, software e internet en las aulas, ya sea de manera completamente virtual, utilizando solo medios electrónicos e internet, es otro de los campos donde la exclusión digital puede hacerse social si no se dispone de conexión ni de las competencias digitales adecuadas, como se ha evidenciado durante el primer confinamiento a raíz del Covid-19.
En un primer nivel de aprendizaje electrónico, encontramos la implantación de hardware, software y alta conectividad en las aulas escolares como paso previo para la familiarización de los jóvenes con las herramientas informáticas. Aunque necesaria, esta medida no es suficiente. Las iniciativas tienen que contemplar, en este sentido, también la capacitación de los profesionales de la educación social: hace falta también que enseñen a saber hacer y a querer hacer, y siempre de manera crítica; los estudiantes (ya en las primeras etapas de la formación) tendrían que aprender a usar un ordenador y los programas que necesiten, pero, más allá del uso instrumental, también se tendrían que adquirir otras competencias relacionadas, como saber buscar, seleccionar y gestionar la información de manera efectiva, saber comunicarse adecuadamente en la Red, saber planificarse y organizarse, etc.
Por su parte, la formació totalment en línia proporciona flexibilidad de horarios, superando barreras espaciales y temporales, posibilitando una personalización de los aprendizajes y más agilidad para poder actualizar los contenidos. Actualmente, gracias a todas las herramientas web 2.0 y a toda la evolución tecnológica, también permite más interactividad y colaboración, y, a la vez, facilita el trabajo y desarrollo de las competencias digitales. Ahora bien, es cierto que también requiere más autonomía por parte del estudiante, capacidad de organización, fuerza de voluntad y un cierto dominio y/o tiempo para habituarse a las herramientas y a los procesos que implica, como el hecho de gestionar volúmenes importantes de información y de trabajar sin contacto físico con equipo docente y compañeros, algo a lo que muchos colectivos no están acostumbrados. Por este motivo, el porcentaje de abandono de los cursos en línea es mayor que en los entornos presenciales.
Durante el primer confinamiento a raíz de la pandemia de la Covid-19, la suspensión de las clases presenciales obligó a toda la comunidad educativa a realizar una adaptación digital acelerada, pasando toda su actividad al entorno virtual. Fruto de esa situación han surgido diferentes iniciativas para proporcionar recursos y facilitar esta adaptación. Por ejemplo, estos recursos de enseñanza aprenendizaje del Ministerio de Educación del Estado Español, los ofrecidos por la UNESCO o los aportados por la Comisión Europea.
El ámbito de la educación no formal también se vio igual de afectado, como las formaciones de capacitación digital, ocupacionales, etc, y que también tuvieron que reinventarse para poder continuar con su actividad de manera virtual. Por ejemplo, los Punts Òmnia.
En un contexto educativo más informal, la existencia de los MOOC (Massive Open Online Courses), los OCW (Open Course Ware) y los OER (Open Educational Resources) han sido un paso importante en cuanto a la democratización del conocimiento, ofreciendo formaciones y contenidos de manera gratuita y abierta a todo el mundo a través de la red. Por eso es importante, desde la inclusión electrónica, facilitar todos estos recursos formativos que hoy día se tienen al alcance y dar las herramientas necesarias para que se puedan beneficiar de las mismas a través de una adecuada capacitación digital.