1.2. Factores técnicos y comerciales
1.2.1. Introducción
Las barreras técnicas y comerciales constituyen el primer nivel de la cuestión, son una dificultad previa que hay que eliminar para poder trabajar en capacitación digital. Hacen referencia a las dificultades relacionadas con la propia naturaleza física de internet: hardware, software, acceso, etc.
El hardware, el software, las conexiones y los precios. La popularización de los teléfonos inteligentes (Blackberrys y Iphones primero, y todo el universo de teléfonos inteligentes Android después) ha supuesto un enorme salto en la extensión de las nuevas tecnologías a prácticamente toda la población. Hemos pasado en pocos años de hacer informática sobre todo con ordenadores (caros y no al alcance de toda la población) a hacerlo básicamente con teléfonos inteligentes. Y un teléfono inteligente no deja de ser un ordenador en pequeño. Mucha gente entra ya en este mundo directamente a través de los primeros, sin pasar por los ordenadores, o gran parte hace sus actividades TIC desde el mismo (como los jóvenes). Hoy día, por lo tanto, de una manera un poco más asequible, cualquier persona puede tener acceso a gran parte de las herramientas digitales cuyo aprendizaje se considera básico. En este sentido, el hardware ha dejado de ser una barrera de primer nivel, como hace unos años, como se muestra en los últimos informes DESI.
Es más que posible, sin embargo, que en un futuro no muy lejano aparezcan nuevos dispositivos vinculados al internet de las cosas (IoT) que puedan propiciar nuevas brechas digitales.
En cuanto al software, es cierto que las licencias de algunos de los principales programas comerciales de ordenador son caras, pero a menudo vienen instaladas al comprar uno. Es cierto que muchas veces son versiones de prueba que, una vez acabado el tiempo de testeo, hay que pagar si queremos seguir disfrutándolas. En todo caso, para los principales usos hay aplicaciones de software libre. Y además, debemos tener en cuenta que gran parte de los usuarios utilizan las TIC desde el móvil, donde hay que decir que la mayoría de las aplicaciones son gratuitas o a muy bajo precio.
También ha habido un importante abaratamiento del precio de las conexiones y una mejora en la velocidad y calidad. Esto ha permitido un salto cuantitativo en cuanto a las personas conectadas. De la conexión de ADSL exclusivamente en casa de hace unos años, con tarifas de conexión elevadas, hemos pasado a todo un abanico de precios adaptados a todos los bolsillos, especialmente para los que se conectan con los teléfonos inteligentes, así como la posibilidad que ofrecen estos dispositivos de conectarse a Wi-Fi ajeno (por ejemplo, Wi-Fi abierto como el que ofrecen ayuntamientos, bibliotecas u otros servicios). Además, la guerra de precios entre las compañías proveedoras ha abaratado los precios o, al menos, ha aumentado la velocidad y cantidad de datos suministrados. No parece que esta tendencia deba cambiar en breve.
Si hablamos de conectividad a alta velocidad, España ha pasado, una vez acabados los años duros de la crisis, a ser líder en la extensión a los hogares de la fibra óptica en un ámbito europeo.
Todo esto es un panorama atractivo si lo comparamos con hace unos 10 años.
Pero, aún y así, todavía hay una parte de la población con limitaciones pata conectarse y/o para acceder a dispositivos, o territorios en los que todo esto no ha llegado plenamente. De hecho, durante el primer confinamiento debido a la pandemia del Covid-19, todo esto quedo patente. Podéis consultar datos al respecto en este informe elaborado por la Fundació Ferrer i Guàrdia, e impulsado desde M4Social, de la Mesa del Tercer Sector Social de Catalunya: «Brechas digitales: nuevas expresiones de las desigualdades» (podéis acceder al informe completo, «La bretxa digital en les persones ateses per entitats socials«, solo disponible en catalán).
Así pues, será necesario que las administraciones trabajen en este sentido.